jueves, 7 de abril de 2011

incertidumbre

Un d´´ia 9 de noviembre de 1977, cuando despert´´e del profundo sueño que tuve desde ese viaje que en mi art´´iculo anterior describ´´i, al terminar de desayunar, fui con mi madre al trabajo que es una peleter´´ia propia de mis padres situada en la calle Alfonso V, en el passaaje comercial, donde est´´a la herborister´´ia Santiveri, Como dije, a eso de las 10 de la mañana, mi padre me esperaba para ir al que, ser´´ia mi colegio de los Padres Agustinos, cerca de la f´´abrica de harinas en la CarreteraAlfageme, un conserje muy campechano yamable, nos hizo pasar a la sala de espera. Al cabo de un cuarto de hora, nos recibi´´o el que fuera subdirector el Padre Vicente Zaldivar, -un buen amigo de toda lavida cuando mi hermano mayor estudiaba en ese colegio- lemi padre y mifamilia y en especial la profesora ´´unica que ten´´ia de apoyo en la ONCE, de ser yo admitido con compañeros videntes. Sin pensarlo, el Padre Zaldivar nos dijo al hacer esta propuesta que en un futuro inmediato, se reunir´´ia, tanto el director del Centro, como el resto de los frailes que comon´ compon´´ian la educaci´´on en general. Estuvimos mi padre y yo reunidos con el subdirector hasta las 12 del mediod´´ia, y mientras tanto, para m´´i, se vislumbraba cierta incertidumbre.Como me fui del colegio de ciegos, los primeros d´´ias, una vez llegado a mi lugar de nacimiento que es Le´´on, me sent´´ia un tanto aturdido, desconttrolado ante una nueva situaci´´on que iba a vivir a partir de ese momento.La profesora de apoyo, se llamaba Aurora Rodr´´iguezCarro, -que en la actualidad, es Presidenta del Club del mayor de la Once- hizo tripas coraz´´on revolviendo Roma con Santiago, a pedir una y otra vez a Educaci´´on y Ciencia que me admitieran en el colegio de Los Agustinos en enseñanza integrada con niños vidente. Desde ese d´´ia 9 como punto de partida hasta el d´´ia6 de febrero, todos los d´´ias la profesora de apoyo de la ONCE, -ciega para m´´as señas- me daba clase de matem´´aticas, ya que, por aqu´´el entonces, en los colegios de la ONCe, a los ciegos totales, los profesores nos ten´´`` ten´´ian arrinconados, y para m´´i, las matem´´aticas y el dibujo, se me enrevesaba, no pon´´ia tanto inter´´es como en las dem´´as asignaturas. Pasadas las Navidades, 15 d´´ias antes de ingresar en el Centro, comunican a mis padres , a la profesora de apoyo y am´´i, ser admitido con los dem´´as compañeros y compartir las mismas actividades y el mismo pupitre como un igual, pero,estando en el ecuador del curso, no ten´´ia los libros transcritos al Braille, lo cual, tuve que comformarme con matricularme en el colegio como oyente, bajo la supervisi´´on de la profesora invidente y ´´unica que en aqu´´ellos años ten´´ia la Once. Me cost´´o sangre sudor y l´´agimas para poderme integrar y, agarr´´andome cada d´´ia que la profesora ven´´ia a darme clase a mi casa, -que, entonces viv´´ia cerca de la Viña H en el Pasaje de Ordoño Ii, me puse a llorar a gritos diciendo que en la puta vida no quer´´ia volver a los colegios de la ONCE. Un d´´ia antes de mi ingreso en los Padres Agustinos, era 5 de febrero que cay´´o en domingo, mis padres y yo, fuimos a San Pedro Bercianos a comer una paella de marisco que hicieron mis t´´ios Eugenia y Floro, ya que  ese d´´ia, hac´´ia un cielo azul aunque fresco propio del invierno.Recuerdo nada m´´as comer, en la televisi´´on de blanco y negro, echaban como cada domingo La Serie La casa de la Pradera y m´´as tarde, los dibujos animados La Abeja Maya: era el momento del caf´´e y la sobremesa, y la curiosidad de mis t´´ios al decir mis padres que al d´´ia siguiente, iba a ingresar en un colegio no espec´´ifico para ciegos, lo cual no se salieron mis tios de un asombro profundo. S´´e que tengo muchas cosas que contar, sobre mi primer d´´ia en un mundo para m´´i desconocido el estudiar con compañeros que no sufren ninguna discapacidad, pero s´´i tengo en mi mente, ese domingo y los dem´´as domingos en la que la televis´´on en blanco y negro, nos sorprend´´ian con dos series que me impact´´o sobremanera: Curro Jim´´enez y Cañas y Barro del novelista valenciano Blasco Ib´´añez.