viernes, 18 de marzo de 2011

Experiencia

Estando yo los últimos años en el Colegio de ciegos de Pontevedra, he aprendido la signografía musical en Sistema Braille, lo cual, al principio, me costó sangre sudor y lágrimas. Quiero decir con esto, que los profesores de música de ese colegio, vieron mis dotes para estudiar la carrera de música. Había una asignatura llamada Canto Coral. Al principio, nos enseñaban el manejo de los instrumentos de percusión y sus movimientos a la hora de ejecutar al compás de las canciones. Volviendo a la enseñanza seria de la música, aprendí cómo se representan las corcheas, las semicorcheas, y sobre todo, ya cuando avanzabas con la escritura musical, comencé primero de solfeo, descubriendo la representación de los compases y su medida.
Las personas ciegas, leemos con la mano izquierda y para medir los compases con la derecha. Con respecto a primero de solfeo, me costó el sacarlo dos años, debido a que, nosotros, tenemos que tener una enseñanza individualizada por tener la discapacidad visual. En aquél entonces, el profesor que impartía solfeo y piano, si no te sabías la lección, te caía un capón al canto: ¡Dios mío, qué mal lo pasé! En esos momentos, me daban ganas de llorar y dejarlo todo. El profesor se llamaba Don José Cejudo Pinillos, invidente, natural de Palencia.A partir de ese momento, saqué con sobresaliente primero de solfeo, allá por el año 1977. Recuerdo desde mi estancia en el Colegio Santiago Apóstol de la ONCE en Pontevedra, había cada sábado unas galas propias que organizábamos en el salón de actos.Yo tenía mis piques con el resto de compañeros, porque, me gustaba cantar todas las canciones de Lolita Flores: la verdad es que era para mí una de mis artistas preferidas, en cambio al resto de mis compañaros no les gustaban que cantara ninguna de estas canciones de la mencionada artista.

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